domingo, 7 de marzo de 2010

Rock'n'roll

Ayer, al volver del Matadero, me metí en el blog de Alberto Olmos. Una amiga me acababa de hablar de él. Y dije, voy a curiosear y a ver si se me pega un poco su "sentido crítico del humor" por algún lado. Me encuentro con un post en el que afirma que no tiene intención de ir al teatro nunca más. ( http://hkkmr.blogspot.com/2010/02/teatro.html )
Es algo que yo digo mucho pero que nunca cumplo. Siempre acabo volviendo.
Así que no me voy a poner tan radical. Pero voy a decir que no creo que vuelva a ver nada más de Álex Rigola. Con San Tom Stoppard no me voy a meter. La obra me dieron ganas de leerla tranquilamente en mi casa, sin tanto artificio alrededor.
A mí lo que me preocupa es no emocionarme nada.
Joder, la obra dura casi 3 horas (que no aguanté). Es un despliegue constante de medios. Y algunos sabemos lo que puede costar cada caprichito: el césped, la plataforma que se eleva, la nieve... Rock'n'roll es como una demostración de perfección. La iluminación, las transiciones, el uso del espacio... Pero y después ¿qué?
Es una pena que no sea una demostración de fuerza. A mí me encanta sentir a un actor dejándose la piel a toda costa.
Pero aquí no había lugar para eso, se trataba de decir todas esas palabras juntas (un grandísimo discurso detrás de otro), y chillarlas para que todo el mundo las oiga, y hacer entonaciones para que no sea tan monótono. A eso lo llaman "defender la palabra". Cuando no sucede nada en el cuerpo, cuando no hay emoción -ni verdadera ni falsa, ni en el espectador ni en el actor, ni en todo el montaje-, le llaman "defender la palabra". Un teatro de la palabra. Qué cojones es eso.
¿Se refieren a que me tiene que "estimular intelectualmente"?
Había algo robotizado en la obra, es una sensación: el ritmo, el engranaje estético, y los actores en medio... Una maquinaria en la que era bastante difícil entrar (y disfrutar). Formas vacías. Qué tristeza.

Claro, si no se tiene ningún sentido del humor -como es mi caso-, experiencias como la de Rock'n'roll pueden destrozarte. Lo único que me queda es mi libertad para no volver a ver una "rigolada". No hay nada más que pueda hacerse frente a estas monstruosas producciones...

1 comentario:

nico guau dijo...

al teatro no hay que ir,

yo no voy,

tururú,