viernes, 25 de febrero de 2011

Ríos de caballos y más

En “Apacherías del Salvaje Oeste” (de Javier Lucini) convergen todos los indios.
Indios de juguete. Indios de plástico. Indios de azúcar. Indios en tecnicolor. Indios que no se llevan el premio al mejor disfraz. Indios con ojos azules. Indios pintados. Indios perdidos y rescatados. Indios muertos. Indios desconocidos. Olvidados. Resucitados. Indios de fotografías descoloridas. Indios de pesadilla. Indios que muerden. Indios que lo han perdido todo. Indios que viven en los huecos de los árboles. Y algunos indios vivos. Indios de verdad. Indios expulsados del paraíso. Indios arrastrados fuera del mundo, a partir de la conciencia de la muerte futura, de lo que se acaba y no vuelve. Indios que atraviesan el presente.
“Como apuntaba E. S. Curtis a propósito de los indios en general, no había ni un solo gesto en la vida de Henry que no implicase alguna suerte de ceremonia o no fuese en sí mismo un acto religioso (yo diría mejor: poético)”, cuenta Lucini sobre el poeta crow.
Henry Real Bird está aquí, en todo lo que hace. Respira en esa fractura entre las cosas y el decir de las cosas, a través de esos actos poéticos que dice Lucini. Se sostiene entre el pasado y el futuro, en el presente más doloroso. Se puede sobrevivir a través de la poesía, sobre todo cuando no hay distinción entre poesía y vida, y todo forma parte de lo mismo. En este momento creo que es la única aspiración posible.
Quizá tiene razón Lucini, y la literatura es la única salvación (o acción) para quien se extingue. Avivar la Llama.

1 comentario:

Helena M. dijo...

es una suerte entrar por aquí y ver que tengo bastantes cosas por leer...mmmm sorpresa agradable en un martes (odio los martes) voy a gozármelo :) esta entrada me acaba de dejar en llamas