domingo, 13 de marzo de 2011

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Querida Calamity:

Quisiera más brazos. Quisiera músculos. Los músculos de 13 brazos al menos. Quisiera ser toda fuerza y nada más. Ser brazos sin aire y sin sangre. Brazos de apaches, boxeadores, esclavos, marineros, presidiarios, obreros. Brazos para cargar y pegar. Para meter mi vida en cajas sin temblar. Para tirarlas todas de golpe por la ventana y saltarme las escaleras. Me duele todo. Y no por eso dejo de ser una bestia. Creo que tú te largarías de otra manera. Con las bragas, las botas, y punto. Pero yo no puedo. Miro los libros y las cosas y me parece que sin ellos no sabría quién soy. Estaría perdida. Ya sé que dirás que así no llegaré muy lejos. Pero quién sabe qué es lo imprescindible.

No hay que esperar a que ocurran las cosas. Sé hacer que ocurran. Puedo construir. Y también destruir. Y eso es un alivio, Calamity.

Desde un locutorio sin nombre,

la otra calamidad

1 comentario:

Chus A. dijo...

Destruir para luego construir... Filosofía induista, budista.. callejera también..