martes, 12 de abril de 2011

a próposito del final, nuestro final

Hoy fue el final. El que me rompe sin que pueda evitar que me rompa. El que estaba esperando.
Y no he podido evitar pensar en el final de Chump Change, esa novela de Dan Fante. Por supuesto, no lo voy a revelar, eso jamás. Pocos leen este blog. Pero es que hay cosas que no se hacen. Arrasar la última patata frita del plato. No devolver un disco preferido. No dejar ni gota de su champú del bueno y caro. Buscar bronca cuando el otro tiene que madrugar al día siguiente.
No desvelar un final apoteósico es de esas cosas que sencillamente, no se hacen. Y hay gente que le encanta hacerlo. En cuanto te quieres dar cuenta, en tres segundos, te han destripado todo.
El caso es que Dan Fante es un cabronazo. La novela no para de despegar, página tras página. Siempre más alto. Más lejos. Y más alto. Hasta alcanzar la desolación y la esperanza. A la vez. Como digo, un cabronazo. Porque escribe la novela que él quiere leer. Y encima hace que parezca fácil.
p.198 "Ansiaba leer algo que mereciese ser leído, las palabras de alguien que hubiese querido expresar la verdad".
Incluso: da igual si lo consiguieron o no. Pero ése es el criterio más acertado para distinguir lo que es literatura de lo que no lo es: hay quien hubiese querido expresar la verdad y hay quien no, hay quien hubiese querido ser famoso, o entretener, o montar un circo, o mirarse el puto ombligo, o ser amado. Pero los cabronazos que no puedes olvidar hubiesen querido expresar la verdad.
Y p. 202 (el personaje hablando del libro de su padre)... "este libro va a cambiar tu manera de ver la literatura. Te despertará como una patada en el culo. A mí todavía me produce ese efecto"
¿Qué tiene ésto que ver con él y conmigo, con nosotros y nuestro final? Todo. Porque yo no quiero dormir. Porque lo más fácil es dormir. Aquí tengo, a mi lado, unas pastillas que además de aliviar los sarpullidos que me entran en mitad de la noche y que me hacen rascarme como una condenada, te duermen en media hora. Sí, lo más fácil es dormir. Pero la cuestión es despertar. Despertar a patadas. No parar de despertar. Sólo necesito libros como patadas en el culo. Para que me cambien la mirada cada día. Para no conformarme con eso que llamaba y llamabas y llamábamos amor.

1 comentario:

José Carlos Rodrigo Breto dijo...

Será el primer libro que me lea este verano, en cuanto las cuestiones académicas me dejen un momento... muy buenos tus comentarios. Me gusta mucho tu blog, y algunos post, como este, son perfectos.