jueves, 31 de diciembre de 2009

nochemala

Hoy es 31 y no va a pasar nada. No va a pasar nada porque K. dice que es un día como otro cualquiera y que a él no le hace falta hacer nada especial. Dice que son "supercherías"....mis ganas de ritualizar. Supercherías. Porque no quiero entrar en el 2010 con mal pie. Soy así de gilipollas: no quiero empezar el año discutiendo, llorando, gritando. Esto ya parece el principio del fin. K. me ha dicho que no le pida nada, que no puedo pedir. Me ha dicho que soy la puta policía -creo que no hay nada peor que te puedan llamar-. Me ha dicho que cuando yo pido lo que hago es exigir y ordenar. Joder, yo lo único que quería era hacer algo especial... Me voy a abrigar esta noche, y voy a vagabundear. Lejos. Me quiero ir muy lejos.

domingo, 27 de diciembre de 2009

El resentimiento se va calmando. Despacito. Siempre tengo la ilusión, como todos los tontos, de que el cambio de año va a traer cosas buenas. Y que hay que dejar atrás lo malo de esta temporada. Es difícil salir del infierno, abandonar el placer que produce el dolor.
Y el odio.
Creo que podría seguir odiando durante los próximos años. Feliz 2010. Feliz 2011. Feliz 2012. Pero me cansa tanto, es extenuante odiar.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Diario de una depredadora

Ayer estuve todo el día sola, absolutamente sola. He cumplido lo que llevo diciendo años: no celebrar la navidad, no celebrar nada. Lo he cumplido por fin. Y he sido un poco menos infeliz. Y HE SOBREVIVIDO al gran día, sólo por eso hoy me considero una afortunada. Sigo leyendo a Lydia Lunch. Paradoxia es el mejor libro que podía leer ayer. Creo que es lo más sucio que he leído nunca, la escritura más depurada de la suciedad y el erotismo. Con 17 años quería escribir esta novela. Habría sido un alivio conocer a Lydia Lunch cuando tenía 17, me habría sentido mucho menos sola y menos rara.
Sigo sintiendo que estoy dividida, que no soy del todo yo en ningún momento, que siempre tengo que hacer un esfuerzo y adaptarme.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ayer entregué una mierda en ETC. No sé por qué los diálogos tienden tanto al realismo. Debe ser por el cine, que se me mete en los oídos. Creo que lo dejo todo, o casi todo, de aquí a marzo. Para poder escribir en condiciones. A las 4 de la mañana sólo escribo boberías que, cuando las leo al día siguiente, me quiero morir del asco.
Quiero tiempo. Estas navidades no tengo nada que celebrar.

domingo, 20 de diciembre de 2009

extraterrestres


Acaba de irse R. Ha venido a tomar un café y a nutrirme y a informarme. Lo amo. Si no fuese por él, estaría fuera del mundo. Siempre me trae cosas nuevas y valiosas: palabras, imágenes, ideas. Para que pueda seguir escribiendo. Bien bien bien.
Ayer volví a bailar un poco, después de tantos años. Con torpeza. Con alegría. Qué alivio saber que todavía puedo sentir algo. No sé por qué he dejado de buscar el placer todo este tiempo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Me levanto con alegría. Por la mañana tengo esperanza, como una tonta. Por la mañana parece que hoy todo va a ir mejor. Y por la noche sólo tengo ganas de morir, no sé cómo combatirme.

viernes, 18 de diciembre de 2009

En realidad a mí me da igual lo que ocurra en La Casa Encendida, ya es un lugar que piso lo menos posible. No tengo ninguna intención de cambiar el mundo, ni la mentalidad de nadie, y menos de los programadores acomodados. Al menos hoy.
Lo que me gustaría es prescindir de todo eso. El teatro lo vamos a acabar haciendo en casa. Sin programadores, sin directores, sin ferias, sin estrenos, sin críticos, incluso sin técnicos (aunque siempre sean los mejores). Sin focos, sin equipos, sin pantallas. Sobre todo sin subvenciones, sin residencias, sin becas. Sin moscardones. Sin chupasangres. Sin tener que mandar dosieres. Sin llamadas de teléfono. Sin tener que suplicar a nadie para que te metan en programación. Sin arrastrarnos por el lodo para conseguir cualquier nimiedad. Sin tener que dar las gracias por lo que deberíamos poder hacer sin la ayuda de nadie.
Pero, ¿quién está dispuesto?
La Casa Encendida cada vez apesta más, se ha ido convirtiendo (al menos en artes escénicas) en el territorio de los performers de Madrid. Los 20 performers de aquí y sus 4 amiguitos de fuera, de Europa claro. Qué triste. Digo “performers” y me entra tristeza, porque sólo me vienen a la cabeza las pantallas, la silla, la cara neutra, el cuerpo aséptico, el suelo blanco, la musiquita hipnótica, las frases cotidianas fuera de contexto, los cartelitos: toda esa parafernalia de la performance cuando es cutre, que ya es casi siempre.
No digo que haya que rajarse –que me interesa algo más-. Vale, sois “conceptuales”. Pero nosotros no somos bobos. ¿O sí?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

insultar a los que insultan

R. me ha pasado “El niño criminal”, de Genet. Vaya descubrimiento. Creo que ahí está Billy, mi Billy –no el de los libros de anécdotas western-. Quiero, como Genet, “hacer escuchar la voz del criminal. Y no su queja, sino su canto glorioso."
"El niño criminal es el que ha forzado una puerta que da a un lugar prohibido. Quiere que esa puerta se abra sobre el más bello paisaje del mundo: exige que la cárcel que
merece sea feroz. Es decir, digna del esfuerzo diabólico que le ha costado conquistarla."